Marc Bernabé,
de 37 años, es un traductor de japonés de referencia en el mundo del manga y el
anime. El barcelonés dirige Daruma Serveis Lingüistics, SL, empresa que fundó y
que se ha encargado de la traducción de series tan conocidas como Shin Chan o Dragon Ball. Casado con una periodista madrileña, todavía recuerda
con fascinación los caracteres kanji
en los carteles publicitarios de Kyoto en su primera visita al país del sol
naciente.
¿A qué se debe su empatía con este Japón?
No lo sé exactamente, siempre me
había atraído, desde muy pequeño. Pero digamos que el factor definitivo fue
descubrir, a través de series animadas como Dr.
Slump o Dragon Ball la escritura
japonesa. Esos “garabatos” que aparecían en pantalla cuando el narrador
locutaba el título del episodio de turno me llamaban tanto la atención que
decidí que, algún día, si podía, estudiaría japonés. Y, afortunadamente, pude
hacerlo.
Quizás sea un tópico, pero desde fuera se ve a los japoneses como un
país avanzado pero a su vez machista y,
con frecuencia, racista –con sus vecinos de China y Corea, por ejemplo-. ¿Cree
que hay algo de cierto?
No es un racismo activo en el
sentido de agresiones o discriminación activa, pero sí se podría hablar de
racismo pasivo: excesivos tópicos, miedo a tratar con según qué personas
precisamente debido a esos tópicos, recelos históricos, etcétera. Pero, en
general, el pueblo japonés es extremadamente hospitalario y muy agradable.
¿Se siente desplazado o fuera de lugar cuando va a Japón? Cuéntenos
alguna anécdota.
Para nada, al contrario, me
siento bienvenido y como pez en el agua. Es cierto que, debido a mi aspecto
externo, jamás podría integrarme como un japonés más en su sociedad ya que
ellos siempre te tratan, en un tipo de discriminación positiva, como
extranjero. Pero es algo que he aprendido a aceptar y, de hecho, siempre digo
que las ventajas de ser extranjero en Japón, si las sabes aprovechar, son
muchas. Estoy cómodo con esta situación que a muchos otros irrita sobremanera.
Anécdotas hay muchas, pero casi
todas positivas, la verdad. He podido acceder a sitios y personas. He
entrevistado, por ejemplo, a numerosos dibujantes de manga importantísimos -que
son bastante inaccesibles- precisamente gracias a ser extranjero con dominio
del idioma y conocimiento del carácter japonés.
Mucha de la literatura que se consume en Occidente que proviene de
Japón, -léase Murakami, Banana Yoshimoto o Yoko Ogawa- presenta contextos
oscuros y tristes. Da la sensación, además, que hay una obsesión por la
violencia y el sexo.
Puede haber muchas teorías al
respecto. Algunas se basan en aspectos sociológicos: la presión de la sociedad
actual, el anhelo por el triunfo y la sensación de fracaso si no consigues
triunfar. Otras, en aspectos históricos: Japón es un país sin tradición
cristiana, por lo tanto en su psique colectiva los tabúes frente al sexo y la
violencia no son tan fuertes como en Occidente.
Francamente, prefiero no hacerme
cábalas sobre por qué tal o cual cosa porque, además, hay numerosísimas
excepciones: autores que trabajan el humor y las historias alegres. Lo que pasa
es que no son conocidos en Occidente. Mi punto de vista en este aspecto es
siempre el de aceptar lo que hay.
Autores muy reconocidos de manga, como Osamu Tezuka o Shigeru Mizuki
son claramente antibelicistas. ¿Cree que los japoneses continúan arrastrando su
pasado más oscuro? Me vienen ejemplos como el kamikaze o la gyokusai u operación muerte. ¿Pesa mucho
todavía el código del honor y la dignidad?
La Segunda Guerra
Mundial sigue siendo un trauma muy imbricado en la psique colectiva japonesa
actual y, la posición general en Japón, es eminentemente antibelicista. En
general, los japoneses aborrecen la guerra y son abanderados notables de la paz.
Sobre el honor y la dignidad, es cierto que son valores que todavía hoy en día
pesan mucho.
Joaquín Reyes suele comentar en las entrevistas que muchas personas se
le acercan cuando están de marcha y le hablan en plan “chanante”. ¿Cuántas
veces le han hecho bromas con el famoso “trompa, trompa” de Shin Chan?
La verdad es que no muchas,
¡porque muy poca gente sabe que fui yo el que adaptó el zô-san (elefante) original al “trompa trompa” español!
Todos los niños saben quién es Doraemon.
Los Caballeros del Zodíaco o Son Goku fueron dos de las series más
representativas de los que ahora estamos en los treinta. ¿Por qué triunfan los
dibujos japoneses?
Aunque paulatinamente se va
difuminando, existe en España la creencia colectiva de que el cómic y los dibujos
animados son “para niños”. En Japón eso no es así: el cómic o manga es un medio
equiparable al cine o la novela en cuestión de producción y tipos de público.
Hay manga para niños y adolescentes, por supuesto, pero también lo hay para
lectores adultos, de humor, de corte serio, romántico, de negocios, de gourmets, de carreras de coches, de
aventuras, de médicos... De todo.
En Occidente, el manga y el anime
triunfan porque tratan temas que comulgan con los gustos del público
adolescente y veinteañero, el principal consumidor en Occidente: visualmente
son atractivos, tienen argumentos que enganchan y las temáticas distan mucho
del maniqueísmo de los cómics y programas de animación para niños y
adolescentes producidos aquí.
¿Cuál es la traducción de la que se siente más orgulloso?
Me gustan mucho los retos y, por
lo tanto, las traducciones que más me han satisfecho son las más complicadas: Ikkyu de Hisashi Sakaguchi, Fénix de Osamu Tezuka, Hanzô de Kozuo Koike y Gôseki Kojima. A
nivel personal, traducir Dragon Ball
es un sueño hecho realidad.
¿Quién es su autor japonés de cómic favorito? ¿Qué cree que lo hace
diferente del resto?
De todos los tiempos, mi autor
favorito es Osamu Tezuka, el llamado “dios del manga”, porque tiene una
producción inmensa y obras brillantes como Fénix,
Buda, Adolf, Black Jack... Los
conocimientos que tenía Tezuka en tantas áreas del saber consiguen maravillarme
siempre.
En manga contemporáneo, tengo una
gran debilidad por Naoki Urasawa, un autor de thriller muy inteligente que sabe muy bien cómo manejar la tensión.
Monster, Master Keaton, 20th Century Boys o Billy Bat
son obras mayúsculas.
Y, sentimentalmente, Akira
Toriyama siempre tendrá un lugar en mi corazón porque fue gracias a Dr. Slump primero y Dragon Ball después, por los que me enganché al carro del manga.
Además, indirectamente, hizo que me interesara por el idioma y la cultura de
Japón.
Recomiéndenos, sobre todo para los que no somos muy duchos en el manga.
Un par de series, películas y cómics o novelas gráficas que sí o sí, debemos
ver o leer.
Como he dicho, hay manga de todo
tipo, y se hace difícil recomendar obras al tuntún si no me especifican cómo es
el lector y qué gustos tiene, pero voy a hacer una pequeña lista por edades
acotándola solo a material disponible en España.
- Niños: Doraemon,
Keroro.
- Juvenil (principalmente chicos): Dragon Ball, One Piece, Assassination
Classroom, -Fullmetal Alchemist, Naruto, Rurouni Kenshin...
- Juvenil (principalmente
chicas): Sailor Moon, Fushigi Yugi, Reloj de arena, Marmalade Boy.
- Veinteañero: Death Note, Nausicaä del valle del viento, Nana,
La espada del inmortal, Gantz.
- Treintañero para arriba: Fénix, Buda, Operación Muerte, Nonnonba, El gourmet solitario, Monster,
Thermae Romae, El lobo solitario y su
cachorro.
En cuanto a series y películas,
las del Studio Ghibli son deliciosas, especialmente El viaje de Chihiro, Totoro,
La tumba de las luciérnagas, Ponyo, El viento se alza... Y luego tenemos maravillas como
Ghost in the Shell, Evangelion, Planetes, Ergo Proxy, Black Lagoon, Coo, Colorful, Tekkonkinkreet, Akira, Wolf Children, Summer Wars...
Como no todos pueden permitirse viajar hasta Japón, seguro que hay un
restaurante japonés en España al que les resulte más asequible ir. Hazle
publicidad, anda.
Restaurantes japoneses hay muchos
y de mucha calidad. Eso sí, recomiendo siempre cerciorarse de que entramos en
un japonés auténtico, no un chino “disfrazado” de japonés; en este sentido,
recomiendo visitar
www.comerjapones.com
para ir sobre seguro. Dicho esto, aunque no frecuento variedad de restaurantes
y, por lo tanto no conozco tantos, mis favoritos serían tal vez Miyama, Musashi
y Himawari en Madrid y Wakasa, Wasabi y Yashima en Barcelona. ¡Ojo! Porque
Miyama y Yashima “pican”. En otras localidades la verdad es que no los conozco,
lo siento.
Para acabar, ¿cuántas botellas de sake tiene en casa?
Ya me gustaría poder tener
variedad de sake en casa porque me gusta mucho y quisiera aprender más sobre
sabores y variedades. Con el sake pasa algo parecido a lo que ocurre con el
vino. Al igual que existe la enología, podríamos decir que, a muchísima menor
escala, existe la “sakelogía”. Pero lo cierto es que a España llega muy poco y,
generalmente, es muy caro, por lo que es una ilusión que no puedo cumplir.
Apenas tengo una botella de la marca Hakushika, que es la que puedo encontrar
con relativa facilidad y sin tener que gastarme una cantidad obscena de dinero.
Eso sí, siempre que voy a Japón vuelvo generalmente con una botella de sake
comprada allí para degustar en ocasiones especiales.
Entrevista: César Méndez