jueves, 1 de mayo de 2014

“Traducir Dragon Ball es un sueño hecho realidad”



Marc Bernabé, de 37 años, es un traductor de japonés de referencia en el mundo del manga y el anime. El barcelonés dirige Daruma Serveis Lingüistics, SL, empresa que fundó y que se ha encargado de la traducción de series tan conocidas como Shin Chan o Dragon Ball. Casado con una periodista madrileña, todavía recuerda con fascinación los caracteres kanji en los carteles publicitarios de Kyoto en su primera visita al país del sol naciente.

¿A qué se debe su empatía con este Japón?

No lo sé exactamente, siempre me había atraído, desde muy pequeño. Pero digamos que el factor definitivo fue descubrir, a través de series animadas como Dr. Slump o Dragon Ball la escritura japonesa. Esos “garabatos” que aparecían en pantalla cuando el narrador locutaba el título del episodio de turno me llamaban tanto la atención que decidí que, algún día, si podía, estudiaría japonés. Y, afortunadamente, pude hacerlo.

Quizás sea un tópico, pero desde fuera se ve a los japoneses como un país avanzado  pero a su vez machista y, con frecuencia, racista –con sus vecinos de China y Corea, por ejemplo-. ¿Cree que hay algo de cierto?

No es un racismo activo en el sentido de agresiones o discriminación activa, pero sí se podría hablar de racismo pasivo: excesivos tópicos, miedo a tratar con según qué personas precisamente debido a esos tópicos, recelos históricos, etcétera. Pero, en general, el pueblo japonés es extremadamente hospitalario y muy agradable.

¿Se siente desplazado o fuera de lugar cuando va a Japón? Cuéntenos alguna anécdota.

Para nada, al contrario, me siento bienvenido y como pez en el agua. Es cierto que, debido a mi aspecto externo, jamás podría integrarme como un japonés más en su sociedad ya que ellos siempre te tratan, en un tipo de discriminación positiva, como extranjero. Pero es algo que he aprendido a aceptar y, de hecho, siempre digo que las ventajas de ser extranjero en Japón, si las sabes aprovechar, son muchas. Estoy cómodo con esta situación que a muchos otros irrita sobremanera.

Anécdotas hay muchas, pero casi todas positivas, la verdad. He podido acceder a sitios y personas. He entrevistado, por ejemplo, a numerosos dibujantes de manga importantísimos -que son bastante inaccesibles- precisamente gracias a ser extranjero con dominio del idioma y conocimiento del carácter japonés.

Mucha de la literatura que se consume en Occidente que proviene de Japón, -léase Murakami, Banana Yoshimoto o Yoko Ogawa- presenta contextos oscuros y tristes. Da la sensación, además, que hay una obsesión por la violencia y el sexo.

Puede haber muchas teorías al respecto. Algunas se basan en aspectos sociológicos: la presión de la sociedad actual, el anhelo por el triunfo y la sensación de fracaso si no consigues triunfar. Otras, en aspectos históricos: Japón es un país sin tradición cristiana, por lo tanto en su psique colectiva los tabúes frente al sexo y la violencia no son tan fuertes como en Occidente. 

Francamente, prefiero no hacerme cábalas sobre por qué tal o cual cosa porque, además, hay numerosísimas excepciones: autores que trabajan el humor y las historias alegres. Lo que pasa es que no son conocidos en Occidente. Mi punto de vista en este aspecto es siempre el de aceptar lo que hay.

Autores muy reconocidos de manga, como Osamu Tezuka o Shigeru Mizuki son claramente antibelicistas. ¿Cree que los japoneses continúan arrastrando su pasado más oscuro? Me vienen ejemplos como el kamikaze o la gyokusai u operación muerte. ¿Pesa mucho todavía el código del honor y la dignidad?

La Segunda Guerra Mundial sigue siendo un trauma muy imbricado en la psique colectiva japonesa actual y, la posición general en Japón, es eminentemente antibelicista. En general, los japoneses aborrecen la guerra y son abanderados notables de la paz. Sobre el honor y la dignidad, es cierto que son valores que todavía hoy en día pesan mucho.

Joaquín Reyes suele comentar en las entrevistas que muchas personas se le acercan cuando están de marcha y le hablan en plan “chanante”. ¿Cuántas veces le han hecho bromas con el famoso “trompa, trompa” de Shin Chan?

La verdad es que no muchas, ¡porque muy poca gente sabe que fui yo el que adaptó el zô-san (elefante) original al “trompa trompa” español!

Todos los niños saben quién es Doraemon. Los Caballeros del Zodíaco o Son Goku fueron dos de las series más representativas de los que ahora estamos en los treinta. ¿Por qué triunfan los dibujos japoneses?

Aunque paulatinamente se va difuminando, existe en España la creencia colectiva de que el cómic y los dibujos animados son “para niños”. En Japón eso no es así: el cómic o manga es un medio equiparable al cine o la novela en cuestión de producción y tipos de público. Hay manga para niños y adolescentes, por supuesto, pero también lo hay para lectores adultos, de humor, de corte serio, romántico, de negocios, de gourmets, de carreras de coches, de aventuras, de médicos... De todo.

En Occidente, el manga y el anime triunfan porque tratan temas que comulgan con los gustos del público adolescente y veinteañero, el principal consumidor en Occidente: visualmente son atractivos, tienen argumentos que enganchan y las temáticas distan mucho del maniqueísmo de los cómics y programas de animación para niños y adolescentes producidos aquí.

¿Cuál es la traducción de la que se siente más orgulloso?

Me gustan mucho los retos y, por lo tanto, las traducciones que más me han satisfecho son las más complicadas: Ikkyu de Hisashi Sakaguchi, Fénix de Osamu Tezuka, Hanzô de Kozuo Koike y Gôseki Kojima. A nivel personal, traducir Dragon Ball es un sueño hecho realidad.

¿Quién es su autor japonés de cómic favorito? ¿Qué cree que lo hace diferente del resto?

De todos los tiempos, mi autor favorito es Osamu Tezuka, el llamado “dios del manga”, porque tiene una producción inmensa y obras brillantes como Fénix, Buda, Adolf, Black Jack... Los conocimientos que tenía Tezuka en tantas áreas del saber consiguen maravillarme siempre.

En manga contemporáneo, tengo una gran debilidad por Naoki Urasawa, un autor de thriller muy inteligente que sabe muy bien cómo manejar la tensión. Monster, Master Keaton, 20th Century Boys o Billy Bat son obras mayúsculas.

Y, sentimentalmente, Akira Toriyama siempre tendrá un lugar en mi corazón porque fue gracias a Dr. Slump primero y Dragon Ball después, por los que me enganché al carro del manga. Además, indirectamente, hizo que me interesara por el idioma y la cultura de Japón.

Recomiéndenos, sobre todo para los que no somos muy duchos en el manga. Un par de series, películas y cómics o novelas gráficas que sí o sí, debemos ver o leer.

Como he dicho, hay manga de todo tipo, y se hace difícil recomendar obras al tuntún si no me especifican cómo es el lector y qué gustos tiene, pero voy a hacer una pequeña lista por edades acotándola solo a material disponible en España.

- Niños: Doraemon, Keroro.
- Juvenil (principalmente chicos): Dragon Ball, One Piece, Assassination Classroom, -Fullmetal Alchemist, Naruto, Rurouni Kenshin...
- Juvenil (principalmente chicas): Sailor Moon, Fushigi Yugi, Reloj de arena, Marmalade Boy.
- Veinteañero: Death Note, Nausicaä del valle del viento, Nana, La espada del inmortal, Gantz.
- Treintañero para arriba: Fénix, Buda, Operación Muerte, Nonnonba, El gourmet solitario, Monster, Thermae Romae, El lobo solitario y su cachorro.

En cuanto a series y películas, las del Studio Ghibli son deliciosas, especialmente El viaje de Chihiro, Totoro, La tumba de las luciérnagas, Ponyo, El viento se alza... Y luego tenemos maravillas como Ghost in the Shell, Evangelion, Planetes, Ergo Proxy, Black Lagoon, Coo, Colorful, Tekkonkinkreet, Akira, Wolf Children, Summer Wars...

Como no todos pueden permitirse viajar hasta Japón, seguro que hay un restaurante japonés en España al que les resulte más asequible ir. Hazle publicidad, anda.

Restaurantes japoneses hay muchos y de mucha calidad. Eso sí, recomiendo siempre cerciorarse de que entramos en un japonés auténtico, no un chino “disfrazado” de japonés; en este sentido, recomiendo visitar www.comerjapones.com para ir sobre seguro. Dicho esto, aunque no frecuento variedad de restaurantes y, por lo tanto no conozco tantos, mis favoritos serían tal vez Miyama, Musashi y Himawari en Madrid y Wakasa, Wasabi y Yashima en Barcelona. ¡Ojo! Porque Miyama y Yashima “pican”. En otras localidades la verdad es que no los conozco, lo siento.

Para acabar, ¿cuántas botellas de sake tiene en casa?

Ya me gustaría poder tener variedad de sake en casa porque me gusta mucho y quisiera aprender más sobre sabores y variedades. Con el sake pasa algo parecido a lo que ocurre con el vino. Al igual que existe la enología, podríamos decir que, a muchísima menor escala, existe la “sakelogía”. Pero lo cierto es que a España llega muy poco y, generalmente, es muy caro, por lo que es una ilusión que no puedo cumplir. Apenas tengo una botella de la marca Hakushika, que es la que puedo encontrar con relativa facilidad y sin tener que gastarme una cantidad obscena de dinero. Eso sí, siempre que voy a Japón vuelvo generalmente con una botella de sake comprada allí para degustar en ocasiones especiales.

Entrevista: César Méndez

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