jueves, 26 de septiembre de 2013

Funzeen 4. El western. Comic para el blog 3

Primeras pruebas de tintas... desesperao... He metido plumilla y pincel, y aunque queda aparente no me me convence nada. Me faltan sombras por todos los lados... que acojonao soy...
Mañana o el finde probaré a entintar el mismo dibujo intentando imitar diferentes estilos, a ver si va mejorando el tema.

En cuanto al lápiz de la primera viñeta, espero colgarlo más tarde.


Aquí esta... una foto... no se como voy a escanear esto...



lunes, 23 de septiembre de 2013

Pues nada, seguimos calentando el ambiente de cómic! Aquí lo que va saliendo para el número 4!


domingo, 22 de septiembre de 2013

LA FIEBRE DEL ORO




No fue hasta unos años después cuando volví a pensar en la ejecución del Loco Jesse y en sus consecuencias.
El viejo Loco se pasó diez años buscando oro en las aguas del río Sadson a cinco kilómetros de Riverlock. Nadie supo nunca qué se le cruzó por aquella cabeza de mula el día en que, sin motivo, se cargó al bueno de Jamie Lee Stuard. Fue un golpe para todos que los sesos de aquel hombre risueño quedasen esparcidos a las orillas del río en el que la mitad del pueblo abrevaba al ganado.
El Loco Jesse había llegado de la nada y no hablaba demasiado con nadie, sino era para encargar latas de judías, café, algo de carne seca y huevos cada dos o tres semanas en la tienda de Lou y Jane. No se le conocía mayor vicio que una botella de whisky un par de veces al año, antes de desaparecer durante una semana y volver tan reservado como siempre.
El Loco Jesse tenía la obsesión de encontrar una gran pepita de oro, escuchaban algunos las pocas veces que aquellos delgados labios se quebraban para soltar palabra. Que se sepa, nunca llegó a encontrarla.
Por aquel entonces muchos otros extranjeros llegaban al pueblo a trabajar en el nuevo ferrocarril. La Familia Stuard parecía nadar en la abundancia y había financiado una parte importante del trazado férreo.
El sheriff Stuard, hermano de Jamie Lee, decidió poner una placa bañada en oro en la calle principal, que aún reza: “A Jamie Lee Stuard un hombre alegre y afortunado, tristemente arrebatado de este mundo”. Todos pensamos lo acertado de la frase y lo inesperado del final de Jamie Lee, del que se decía que había nacido con una flor en el culo.

La tarde que terminó con el Loco Jesse colgado de una cuerda en la plaza del pueblo, nos extrañamos al ver en la ejecución una forastera que llegó el día anterior a Riverlock. Cuando nos fuimos al bar de Mortimer a tomar el último whisky pudimos observarla fuera descalzando al cadáver, para después guardar cuidadosamente los zapatos del muerto en una caja de cartón, unos extraños zapatos de piel de serpiente.
El Loco Jesse fue enterrado en el cementerio del pueblo y nunca volvimos a ver a aquella mujer.
Cinco años después de la ejecución, recibí un nuevo muchacho en mi escuela. Me extrañó que el chico decidiera instalarse en la destartalada cabaña de Jesse, pero a todo el pueblo le vino bien que aquel nido de cuervos fuese reconstruido, por lo que nadie puso ninguna objeción, más aun cuando el muchacho era educado y cumplidor en el pago de sus alimentos, además de buen mozo, como Jane apuntaba.
Enseguida el muchacho destacó en la clase. Encontraba admirable su capacidad de trabajo y esfuerzo. Un día me confesó que tenía vocación de sacamuelas y que su madre le había enseñado que el trabajo duro siempre obtiene recompensa.
Pensé que a ese muchacho le esperaba un futuro prometedor hasta que un día el carro de Conrad Stuard le pasó por encima, al encabritarse su yegua por la picadura de una abeja. El accidente dejó al muchacho lisiado. Yo mismo tuve que llevarle al veterinario Flint para que le enderezasen la pierna, que había quedado machacada con la rueda del carro. Cuando Flint me dio el zapato del muchacho, advertí que era demasiado grande para su pie y pensé en la forma en que aquellos zapatos de adulto habían llegado a su poder. Todo el día estuve dando vueltas a esa idea hasta que por fin recordé dónde había visto antes aquellos zapatos de piel de serpiente. No tenía duda de que eran los mismos que los del Loco Jesse .
Cuando le pregunté, el muchacho me contestó que su madre había comprado los zapatos en una feria hacía muchos años, cuando él aun era un niño. Los había guardado hasta el día en que se hiciera un hombre y, como su padre, pudiera ir a hacer fortuna para cuidar de la familia. El pobre muchacho no pudo cuidar ni de sí mismo. La pierna se fue pudriendo a medida que transcurrían las primeras semanas del otoño y el día de difuntos el veterinario Flint tuvo que cortarla hasta un palmo por encima de la rodilla. Semanas después el muchacho no podía ni levantarse a penas, pero Lou le dio la vieja muleta con la que su padre se arrastró hasta sus últimos años y, en cuanto pudo ponerse en pie cogió un tren, en la nueva estación del pueblo, de vuelta a casa de su madre.
Estuve pensando largo tiempo en aquella historia, en cómo los zapatos habían llegado al muchacho. Pensé en la muerte de Jamie Lee Stuard, en sus sesos esparcidos a orillas del río Sadson y en el cuerpo descalzo del Loco Jesse colgado de una cuerda bajo una placa de oro.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Riders on the storm

Este número ¡dos por uno! Algunos de nosotros estamos preparando dos contenidos, uno para el Funzeen que se podrá leer en papel y otro exclusivamente para el blog.
Mientras se cuece el cómic para el blog voy preparando una ilustración para Funzeen editado, con unos cowboys de andar por casa.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Funzeen 4. El western. Comic para el blog 2

Mientras voy avanzando el lápiz de la primera página, voy a ir colgando hojas en las que me voy trabajando la documentación. En estas primeras van los sombreros. Hay otras en ciernes con pistolas, rifles y cartucheras, otra con caballos y arreos, otra con ranchos, vallas, molinos y carretas, y ya veré que más me interesa currarme mientras la cosa progresa.
Como han sido dibujos hechos más para ver como son los distintos tipos de sombreros, alas, copas, etcétera, los he ido haciendo con un 2H, y por eso las sombras quedan un tanto pobres.
Creo que haré alguno más para ver como funcionan las diferentes tipos de sombras (mancha, trama, salpicado y lo que se me ocurra) e ir definiendo el entintado.







Aprendiendo de los maestros!. Blueberry de Giraud y Sunday de Victor de la Fuente. Dos estilos muy diferentes pero paradigmas del género!!


sábado, 7 de septiembre de 2013

Funzeen 4. El Western. Comic para el blog.

Venga, yo me animo también a hacer dos paginillas para el número que dedicaremos al Western, para publicarlas aquí mismo en el blog.
Voy a probar a dibujar los originales en A2. He visto algunas fotos de dibujantes trabajando con este tamaño y tiene pinta de ser muy cómodo, sobre todo si uno quiere currarse los detalles. 
La idea es entintar como para blanco y negro, aunque ya veré si al final me animo con color digital. Me gustaría colorear con alguna técnica manual, pero me temo que no tengo aún ni pajolera de acuarela o acrílico...

He planteado ya los planos. Tengo algunas dudas sobre la primera tira de la segunda página, pero no son muy importantes. La primera tira de la primera página y la tercera de la primera se que me van a dar trabajo y que voy a tener que trabajar bien la anatomía.

Ya estoy recopilando información gráfica sobre vestuario y edificaciones de la época, armas y paisajes típicos del far west y desempolvando el libro sobre caballos que me compré para estas cosas. Ahora mismo es la labor que más tiempo me esta llevando, aunque al no ser necesaria la precisión histórica hay muchas más opciones. 




Mi idea es trabajar los bocetos de las diferentes viñetas este finde, y a ser posible en pocos días, dejar los lápices acabados para currarme con paciencia las tintas, que suele ser donde más problemas encuentro. 

Antes de empezar con los lápices suelo hacer bocetos a boli azul donde voy perfilando el plano y los elementos que luego trabajaré en los lápices.



Trabajando la documentación encontrada...


Un poco de postureo. Lo mejor de los móviles con cámaras es la inmediatez. Necesitas una postura, un punto de vista, lo-que-sea?. Pues dicho y hecho. Tengo que hacerme algo más lapizshop en el culo, pero por lo demás ha sido un rato productivo.


Aún hay un par de jinetes, pero tengo que encontrarles monturas adecuadas...


viernes, 6 de septiembre de 2013


Cómo se hizo la primera viñeta de Argandolai para el número 3. Lápiz, tinta y color con photoshop. El definitivo, en papel!

jueves, 5 de septiembre de 2013

UNA DE LEONE


Preparando una de Leone para el siguente Funzeen dedicado al western.
Boceto a grafito y rotulador negro.

Angélicalmm

domingo, 1 de septiembre de 2013

¡PRESIDENTE!

Alguien había iniciado ya los trámites para suspender al Presidente en sus funciones pero era demasiado tarde, no se disponía del tiempo necesario para llevar a término una acción legal semejante.  Pese a ello, dijeron, los ministros en bloque intentaron disuadirlo por todos los medios y hasta el último momento. Sin embargo, a las ocho de la tarde de aquel jueves, el Presidente ofreció un mensaje a la población que por decreto tuvo que ser emitido en directo por todos los canales del país.

Primero, una cortinilla institucional  integrada por el escudo nacional y una melodía neutra, interrumpió de manera abrupta la programación habitual. Luego apareció en imagen el Presidente,  el rostro serio, casi compungido, en un plano corto que se fue abriendo poco a poco para mostrar al final un estrado de plástico transparente  en el que se apoyaban unas cuartillas y un vaso de agua. Todo respondía a la habitual escenografía de un anuncio gubernativo. Todo, salvo una cosa: El presidente estaba totalmente desnudo.

Muchas fueron las interpretaciones que se dieron sobre aquel suceso. Algunos lo consideraron un comportamiento propio de la "enajenación transitoria y aislada "que le fue diagnosticada al Presidente. Desde el partido tuvimos claro que aquello era otra astuta y meticulosa maniobra política urdida por un Gobierno en apuros. Porque lo llamativo,  sólo al principio disimulado, pero después admitido sin ambages como lo sustancial del evento, es que, asomando de su carnes flácidas, como una protuberancia excesiva e inesperada, el presidente exhibía un miembro viril, admitámoslo, simplemente descomunal.

El discurso, leído de manera casi mecánica y olvidado a los pocos días, giraba en torno a la necesidad del país de superar la severa crisis- a la que por cierto él nos había abocado- apostando por la  innovación y las energías renovables. Hizo alguna referencia que casi lindaba con el naturismo. En algún momento del discurso daba la sensación de que iba a acabar reclamando a la población que se sumara  a su desnudez, pero se recondujo hacia su habitual tono optimista, falto por lo demás de contenido o propuestas.

Pero entre tanto, tras la transparencia del estrado, su pene, de una carnosidad profusa y presidencial, cavernoso y brillante, perduraba como un badajo de plomo. Cada vez que cambiaba su pie de apoyo, una ligera torsión de la cadera mostraba las monumentales proporciones del miembro desde un nuevo prisma. El grosor y la lustrosa textura de aquel pene, absorbían el protagonismo de la escena de manera inapelable, convirtiendo  el discurso en una borrosa letanía carente de interés.

Como es natural el país se convulsionó. No había corrillo ni tertulia en la que no se comentara la  sorprendente desnudez presidencial. El Gobierno pidió respeto a la sociedad y los medios. Apeló a la privacidad del paciente y con su acostumbrado oscurantismo evitó  dar explicación alguna sobre la situación. Pero pronto los médicos consideraron restablecido al presidente -recuperado de una patología temporal y aislada - dijeron, y  en plenitud de condiciones.

El jefe de mi partido, como líder de la oposición,  pidió entonces la renuncia del Presidente. Calificó el hecho -con tibieza, en mi opinión-  como  un lamentable incidente que perjudicaba la imagen del país en el exterior. Lo cierto es que no había mecanismos legales que impidieran su continuidad en el cargo y, en cualquier caso, en el entorno político  existía el convencimiento de que ese suceso representaba la puntilla política de un presidente amortizado y asediado por los problemas de una nación a pocos meses de las elecciones.

Sin embargo, las posteriores encuestas pre-electorales mostraron que las expectativas de voto del partido en el poder no sólo no se habían resentido: se habían triplicado. Pocos verbalizaban en público las verdaderas razones, pero el resultado del estudio sociológico encargado por mi partido era rotundo: en la conciencia  de la población, tal vez de un modo instintivo o primario,  subyacía la idea de que un presidente con ese miembro viril haría las cosas bien. Sería enérgico y eficaz.

Lo cierto, hay que reconocerlo, es que desde ese incidente la economía del país pareció recuperarse. Aumentaron los índices bursátiles, la productividad, las exportaciones  y hasta la natalidad. El presidente adquirió de pronto un protagonismo enorme en la escena internacional. Los dirigentes de medio mundo querían fotos a su lado y una vez reunidos se mostraban  inexplicablemente timoratos, casi sumisos en su presencia.

Los medios más afines al Gobierno hablaban del resurgimiento de un sano patriotismo en la población. No faltaron tertulianos y analistas que vincularon el suceso con los inesperados éxitos que las selecciones deportivas cosecharon  en importantes competiciones internacionales.

Ni que decir tiene que perdimos los comicios. El presidente resultó reelegido obteniendo un apoyo arrollador. Mi partido, tras una campaña que los medios calificaron de conservadora, sufrió el mayor batacazo electoral de su historia. La crisis en la cúpula del partido fue importante. Nuestro líder se hizo a un lado alegando cuestiones familiares  y entre los barones hubo dimisiones, destituciones y espantadas. Mientras tanto, en la calle  se hacía chanza a costa de la supuesta falta de virilidad de los afiliados.

Había que buscar cuanto antes un nuevo líder que cortara la sangría. Una cabeza visible que ofreciera bríos renovados, enérgico y contundente. Y es por eso que ahora yo, Celestino Ridruejo; concejal de Valmoral de la Mota y éste otro, Romualdo Aguascalientes; Alcalde de Fresnedillas, estamos aquí,  con los pantalones bajados, nuestros miembros sobre la mesa, siendo examinados por la ejecutiva en pleno del partido.

Para mí que yo la tengo más grande.

Mariano Nuño.